Si estás interesado en realizar un cultivo de marihuana con el objetivo de producir cogollos para un posterior autoconsumo, el uso de semillas feminizadas es la opción preferente para lograr la cosecha que necesitas.
Las semillas de marihuana feminizadas se caracterizan por producir de forma eficaz tan sólo plantas femeninas. Por lo que, a diferencia de las plantas macho, las plantas femeninas son productoras de cogollos con contenido de THC.
¿Y cómo logramos producir semillas feminizadas? La técnica más recurrente es el uso de plantas con tendencia hermafrodita para alterar el genoma de la marihuana.
Por un lado, se seleccionan plantas hembra para llevar a cabo su exposición a una situación de estrés hormonal para las plantas. ¿Cómo? Cultivándolas en condiciones ambientales poco favorables en las que la planta no encuentra la forma de reproducirse como por ejemplo: ciclos de luz interrumpidos o bien, podas para así animarla a producir flores macho.
Por otro lado, como mecanismo de supervivencia, alguna de las plantas sometidas a estrés producirá sacos de polén para polinizar a sus propias flores femeninas, mostrando así una tendencia hermafrodita. En este caso, el polen de esos sacos será de cromosoma X –y no de cromosoma Y como sería habitual en una planta macho- y al polinizar las flores femeninas dará lugar a semillas de cannabis feminizadas con un cromosoma de XX. Lo que permite garantizar en un 99.9% de los casos que la planta resultante de la plantación de esas semillas feminizadas serán hembras.
La única desventaja de todo el proceso es que, las semillas feminizadas resultantes pueden heredar la tendencia hermafrodita de la planta, reduciendo así su efectividad. Por ese motivo, muchos cultivadores han optado por el uso de diversos tipos de plata como la Solución de Tiosulfato de Plata (STS), la cual tras aplicar una disolución química causará el estrés hormonal en la planta pero reducirá la tendencia a volverse plantas hermafroditas.
8 CONSEJOS A TENER EN CUENTA PARA CULTIVAR SEMILLAS FEMINIZADAS
Impedir la sequedad de la planta. A la hora de cultivar con semillas de marihuana feminizadas es muy importante evitar que nuestra planta se reseque manteniendo buenos niveles de agua.
No ahogar nuestro cultivo. A pesar que, el riego de nuestro cultivo es indispensable. Debemos procurar establecer los niveles de agua adecuados para evitar abundar con excesiva agua nuestro cultivo.
Usar sistemas hidropónicos. Una buena forma de mantener buenos niveles de agua es mediante el uso de sistemas hidropónicos para regar nuestras plantas.
Mantener una humedad alta. Es indispensable que la humedad ambiental se sitúe por encima de un 60% para lograr un periodo de crecimiento y floración adecuado.
Mantener una temperatura adecuada. Cultivar marihuana en entornos con excesos de calor perjudicara el desarrollo de nuestra planta. Por ese motivo, recomendamos mantener una temperatura media de entre 20-22 grados.
Utilizar una iluminación apropiada. Si utilizamos una luz de tonalidad rojiza es más probable que nuestras plantas de marihuana se estresen. Por ello, recomendamos el uso de una luz azulada o blanca.
Suministrar nitrógeno. Para un crecimiento y desarrollo natural de la planta es recomendable aportar nutrientes mediante nitrógeno, controlando bien los niveles de suministro para no cometer excesos.
Sustentar los niveles de fosforo y potasio. Además de nitrógeno, el fosforo y potasio aportaran beneficiosos nutrientes a nuestra planta durante la etapa de floración.
Así mismo, el cultivo de marihuana con semillas feminizadas puede dar lugar a plantas de las dos variedades principales de cannabis sativa e indica.
Si buscamos un efecto eufórico y enérgico, podemos optar por semillas feminizadas de variedad sativa como son Amnesia Bilbo, Kali Mist, Sweet tooth o Hawaiian Snow.
Por el contrario, si lo que queremos lograr es un efecto estimulante y relajante, podemos optar por semillas feminizadas de variedad indica como son Blueberry, Kritikal Bilbo, California HashPlant o Blue Cheese.
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