Dedicarle todos los días un rato al cultivo de la marihuana en casa o echarse a la calle para encontrar a un camello que facilite la sustancia ya elaborada. Cada año van a más los asturianos que se decantan por la primera de estas opciones. Cuentan con el peso de la ley de su parte. «Comprar y vender ‘maría’ en la calle es un delito, pero desde los años 90, la jurisprudencia permite plantarla en tu casa si es para uso personal», explica el abogado José Ramón Nistal.
La explicación está cargada de matices. El artículo 368 del Código Penal prevé multas de entre tres y nueve años para quienes «ejecuten actos de cultivo, elaboración o tráfico o, de otro modo, promuevan, favorezcan o faciliten el consumo ilegal de drogas tóxicas». Sin embargo, en este asunto «los jueces han ido por delante de la ley y se han mostrado más flexibles», expone Nistal, que ha intervenido en decenas de casos en Asturias. Los togados, «sobre todo los de primera instancia, están habituados a encontrarse con delincuentes todos los días, y perciben que hace falta algo más que fumar ‘porros’ para serlo».
El razonamiento dominante en la judicatura es que ese artículo del Código Penal se redactó para la protección de un bien común: la salud pública. Es una esfera en la que no entrarían por tanto actos tan individuales «como cultivar plantas en tu casa para consumo propio», indica el jurista.
Esta lógica está alterando el consumo de drogas ilegales. El ‘porro’ de hachís (generalmente marroquí) sigue siendo el rey, pero el aperturismo judicial está posibilitando que la ‘maría’ crezca de puertas para adentro. De ello dan fe la docena de tiendas asturianas dedicadas a proveer de semillas, fertilizantes, focos o ventiladores destinados al cultivo de las distintas variedades que hay de la especie ‘cannabis sativa’. No están solas: en internet proliferan los comercios que procuran los mismos útiles a través de envíos postales.
De nuevo, un requiebro legal ampara a estos establecimientos: aunque comerciar con plantas se considera narcotráfico, hacerlo con semillas es legal. El motivo es que el grano necesita del cultivo para desarrollar el tetrahidrocannabinol (THC), la sustancia que la Convención Única de Estupefacientes de la ONU incluyó en 1961 en su lista de drogas.
400 socios agrupados
En el Principado, el movimiento de consumidores de marihuana cuenta desde hace una década con su propia organización (la Asociación de Estudios del Cannabis de Asturias), que suma ya «unos 400 adscritos», indica su presidente, el gijonés Antonio Polo: «Es un grupo muy variado, en el que tienes al que está ya harto de tener que buscarse un ‘camello’ en la calle, a otros que abogan por el aprovechamiento industrial de esta planta para jabones y tejidos, y luego hay gente como yo, que empezamos en esto porque sufrimos una enfermedad a la que le viene bien el uso terapeútico de la marihuana».
Las cifras oficiales de aprehensiones del servicio fiscal de la Guardia Civil sobre el año 2009 también confirman esta normalización ‘íntima’ de la planta. Las Comandancias de Oviedo y Gijón incautaron 125,6 kilos de hachís y 4,6 de marihuana elaborada, lista para el consumo. La cantidad contrasta con los 138 kilos de plantas pesadas en verde, tras arrancar de la tierra.
La misma preponderancia se observa a escala nacional: los agentes de la Benemérita confiscaron 338,2 kilos de ‘chocolate’ y 587 de marihuana lista ya para ser fumada. Son cifras modestas si se las compara con las 27 toneladas de plantas desarraigadas.
Entre ellas se cuentan las 34 unidades que el pasado agosto localizaron los agentes llaniscos en la localidad de La Malatería. Aquel decomiso quedó sin responsable, pues tras un tiempo de vigilancia, los guardias intervinieron tras las escasas posibilidades de pillar a los sospechosos con las manos en la masa. El listado también incluye las 34 plantas halladas en un trastero del barrio avilesino de El Nodo, cuidados por dos jóvenes de 24 y 29 años. Se habían dotado de un armario dentro del que las plantas florecen en silencio.
Fuente: La marihuana echa raíces en Asturias