Como todo ser vivo el cannabis respira para vivir por lo que una de las claves para que una plantación de interior tenga éxito es el aire fresco. Durante el día las plantas necesitan de dióxido de carbono (CO2) y producen oxigeno. En la fase de oscuridad, por el contrario, absorben O2 y deprenden CO2.
Para evitar que las plantas consuman todo el CO2 del habitáculo se hace imprescindible renovar el aire con mediante el uso de extractores y ventiladores que además desplazarán el aire caliente que desprenden las lámparas y la humedad que desprenden las hojas.
Para las plantas es necesario que exista un flujo de aire continuo, ya que el mecanismo de respiración de estas es pasivo. El cannabis tiene en el envés de sus hojas unos poros microscópicos llamados estomas. Estos estomas vendrían ha hacer la función de nuestra nariz. Si los estomas se bloquean por la suciedad. La planta no podrá respirar correctamente y tendrá un peor desarrollo. La temperatura debe estar entre los 20 y los 25 grados Cº.
Para una buena ventilación es conveniente renovar el aire de la habitación unas 40 veces por hora. Para hacer el calculo multiplicar el largo x ancho x altura de la habitación y multiplicarlo por 40. Ejemplo. Para una habitación de 2m x 3m y una altura de 2,5 sería 2 x 3 x 2,5 x 40 = 600 m³ / hora. En este caso necesitamos un extractor con un caudal de 600 m³ / hora. Además es aconsejable el uso de ventiladores para que el aire dentro de la habitación sea homogeneo
En condiciones naturales los estomas se limpian gracias al viento y la lluvia, pero en interior, se necesitará un humidificador de aire para hacer esta función. Además el aire contiene diferentes cantidades de agua a distintas temperaturas por lo que la humedad es relativa. La humedad relativa es la proporción entre la cantidad de humedad que contiene el aire y la mayor cantidad de humedad que podría contener a esa misma temperatura. Cuanto más calor hace más humedad puede contener el aire.
El Cannabis crece mejor cuando la humedad relativa oscila entre el 40% y el 60%, y puede ser controlada con un controlador de humedad.
Si la humedad es muy alta los estomas se cierran disminuyendo su crecimiento. Por el contrario si es baja, los estomas se abren y aumenta la transpiración, lo que provoca un flujo de fluidos y la planta crece, pero si la planta no tiene suficiente agua puede deshidratarse y morir.
En cultivos intensivos se ha demostrado que las plantas, incluida la del cannabis, crecen y producen más, manteniendo las salas con concentraciones del orden del 0,15% de CO2. Existen controladores CO2 diseñados para la liberación del dióxido de carbono a partir de una botella de CO2 o tabletas que liberan CO2 al diluirlas en el agua del riego.